Kliuchevskoi: Un gigante en el «Anillo de Fuego» Hablemos de este coloso. El Kliuchevskoi (o Klyuchevskoy, como también se le conoce) es una mole de 4.800 metros de altura, lo que lo convierte en uno de los volcanes activos más grandes y, ojo, más activos del mundo. Imagínate, lleva eruptando de forma casi continua desde 1697, ¡con más de 80 erupciones registradas desde entonces y más de 100 eventos en sus flancos en los últimos 3000 años! Su actividad es tal que, en promedio, solo tiene periodos de calma de unos 5 años antes de volver a la carga.
Está situado en la Península de Kamchatka, que forma parte del famoso «Anillo de Fuego del Pacífico». Esta es una zona donde las placas tectónicas chocan y se deslizan, provocando una altísima concentración de terremotos y volcanes. Por eso, no es de extrañar que la región esté siempre en ebullición.
¿Qué está pasando ahora? Según el Servicio Geofísico Unificado de la Academia de Ciencias de Rusia, estamos viendo un «descenso de lava ardiente en la ladera occidental», un «potente resplandor» sobre el cráter y varias explosiones. Su cráter principal mide unos 700 metros de ancho, pero tiene un montón de pequeñas aberturas en sus laderas por donde también puede soltar gases y rocas incandescentes. Su última erupción «fuerte» había sido a finales de 2023, pero se había detectado actividad menor desde abril.
¿Hay conexión entre el terremoto y la erupción?
¡Absolutamente! Aunque los terremotos y las erupciones volcánicas son procesos distintos, están íntimamente relacionados por el movimiento de las placas tectónicas. De hecho, los geólogos saben qué grandes terremotos pueden, en ocasiones, «gatillar» erupciones volcánicas cercanas, si el volcán ya está «listo para explotar». Esto significa que si hay suficiente magma acumulado y una presión considerable en el sistema volcánico, la sacudida de un gran sismo puede ser el empujón final. Es como agitar una botella de refresco antes de abrirla: el movimiento ayuda a liberar la presión interna.
¿Es peligroso para la población? Por fortuna, la zona de Kamchatka es bastante remota. Hasta el momento, no se han reportado ni muertos ni heridos, lo cual es una excelente noticia. Sin embargo, las autoridades no bajan la guardia. La ciudad más cercana, Klyuchi, está a unos 30 kilómetros, y aunque parece lejos, está dentro del rango de peligro por la caída de ceniza volcánica o los lahares (flujos de lodo y escombros volcánicos que pueden ser muy destructivos). Además, las columnas de ceniza pueden ascender a grandes alturas y afectar el tráfico aéreo, un riesgo que se monitorea constantemente en esta ruta.
Este evento es un recordatorio más de la fuerza imparable de nuestro planeta y de la importancia de seguir invirtiendo en ciencia y tecnología para entenderlo mejor y, así, poder protegernos.


