Citas online y la “cultura del merecimiento”: La frustración del hombre que no es un patán

La frustración del hombre que no es un patán

Nunca me han servido las aplicaciones de citas. Y creo que es porque la gente que busco no está en esas plataformas. Me cuesta mucho, cuando mi música favorita es el rock y el reggae, salir de fiesta. Todo se ha vuelto un rollo, un gasto de dinero y tiempo que muchas veces me deja en la misma situación de antes. Pero, además, se ha instalado algo más: la “cultura del merecimiento” de algunas mujeres.

Esto significa que, por el simple hecho de ser mujeres, creen merecerlo todo sin, necesariamente, ser recíprocas. Claro, hay excepciones. Mujeres que de verdad quieren un buen hombre en su vida: alguien que las respete, que sea fiel, trabajador, que esté presente y que valore lo que ellas hacen. Pero la ironía es que, acostumbradas a “patanes infieles y viciosos”, no saben identificar a los buenos hombres. A veces me siento como esas estrellas fugaces que pasan por la vida sin ser admiradas. Pareciera que no ser un patán me hace invisible.


“Hombre de todito” vs. la mujer que no aporta

Me frustra ver cómo las expectativas de algunas mujeres se han disparado. No buscan un buen hombre, quieren un “hombre de todito”: alguien con dinero que les dé todos los caprichos, que sea fiel, trabajador, que sepa bailar y una larga lista de requisitos. Sin embargo, cuando llega el momento de que ellas aporten algo a tu vida, te dicen: “es que mi presencia ya es suficiente”. ¡Vaya, qué respuesta!

Este tipo de mentalidad me ha llevado a una reflexión: ¿y dónde quedo yo en todo esto? ¿Por qué se espera que el hombre sea un proveedor incansable de todo, mientras se valora la reciprocidad como algo opcional?


El ‘Nuevo Machismo’: El manifiesto de la autoestima y la prioridad

Es por eso que propongo un movimiento: el Nuevo Machismo. Hombres que se construyen a sí mismos, que se cuidan y se educan, que trabajan duro y consiguen lo que quieren. Hombres que se ponen como prioridad, cuidando no solo su salud y su economía, sino, aún más importante, su bienestar emocional.

Cuando los hombres empezamos a invertir en nosotros mismos, nos damos cuenta de lo mucho que valemos. Los hombres construimos el mundo; gracias a nosotros existen muchas de las cosas que ellas disfrutan. No somos menos, ni mucho menos superiores, pero no vamos a permitir que nos hagan sentir inferiores solo para que otros se sientan mejor. No somos hombres débiles, ni los esclavos de nadie. Yo no quiero una malcriada a mi lado, quiero una mujer hecha y derecha, alguien que aprecie mis esfuerzos y que valore lo que hago por ella.

Esta “cultura del merecimiento” hace que encontrar una mujer así sea difícil, pero no imposible. Yo, yo, YO, voy por mi bienestar mental y físico, y estoy seguro de que, en ese camino de autoestima y autoconocimiento, encontraré a la compañera adecuada.

Entradas Similares

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *