Un atentado terrorista ha sacudido a Cali, la tercera ciudad más grande de Colombia, dejando un saldo de al menos seis muertos y más de 60 heridos. El ataque, perpetrado con cilindros bomba contra una base militar, ha provocado una respuesta inmediata de las autoridades. Mientras el presidente Gustavo Petro apunta a las disidencias de las FARC, el alcalde de la ciudad ha ordenado la militarización y ha ofrecido una recompensa por información que conduzca a los responsables.
Detalles del ataque y captura de un sospechoso
El atentado se produjo este jueves cuando desconocidos lanzaron dos cilindros bomba contra la base aérea militar Marco Fidel Suárez. Las explosiones impactaron en una zona de alta afluencia de población civil, causando víctimas mortales y heridos. El alcalde de Cali, Alejandro Eder, calificó el hecho como un «atentado narcoterrorista». El ataque ocurre solo horas después de que otro frente de las disidencias del Estado Mayor Central (EMC) atacara un helicóptero de la policía, cobrando la vida de 12 uniformados en Antioquia.
Las autoridades han logrado un avance significativo con la captura de Walter Steban Yonda Ipia, alias Sebastián, de 23 años, quien fue retenido por la comunidad y luego entregado a la policía. Según el presidente Petro, el detenido es uno de los autores materiales del ataque y pertenece a las estructuras del EMC, el principal sospechoso detrás de la violencia.
El contexto del conflicto y la guerra contra el narcoterrorismo
Tanto el presidente Petro como el alcalde Eder han coincidido en que el ataque está relacionado con las disidencias de las FARC, específicamente con las facciones del Estado Mayor Central (EMC), comandadas por alias Iván Mordisco. El atentado en Cali se produce en medio de una intensa operación militar en el departamento del Cauca, bastión de estas disidencias y una zona estratégica para el control de las rutas del narcotráfico.
Petro ha pedido a la comunidad internacional que considere a la «junta del narcotráfico» que, según él, opera desde Dubái y dirige a varias facciones criminales en Colombia, como una «organización terrorista».
Cali, que fue sede de la COP16, ya había estado bajo alerta por amenazas de estos mismos grupos. El atentado de este jueves pone de relieve la vulnerabilidad de la ciudad y la escalada del conflicto en la región suroccidental del país.
