El clamor de la nueva generación: No estamos dispuestos a seguir en un mundo de guerras y codicia

Las nuevas generaciones se unen en un solo clamor contra la codicia y la guerra. Es hora de un cambio pacífico a través del consumo consciente y la empatía.

El mundo está cambiando, y en gran medida, es gracias a las nuevas generaciones que se están levantando. Lo que alguna vez se creyó imposible, que nunca volvería a pasar, está ocurriendo ante nuestros ojos: conflictos como el de Gaza, Ucrania, Taiwán y, especialmente, el conflicto interno colombiano, el más antiguo de la era moderna, que, según algunos analistas, ya lleva más de 80 años.

Las nuevas generaciones no están dispuestas a seguir en un sistema que solo ha traído hambre, desigualdad y la posible extinción. Es una crítica que llevo en mi cabeza desde hace mucho tiempo y que, por fin, quiero plasmar en la pantalla.


El grito de “¡Ya basta!”

Jóvenes de todas las edades, nacionalidades y creencias se unen hoy en un solo clamor: ¡YA NO MÁS!. Basta de la explotación desmedida de los recursos naturales. Basta de la explotación de la clase obrera. Ya basta de querer dominar el mundo con miedo y terror. Ya no estamos en la era en la que unos pocos, por tener una creencia diferente, se creían con el derecho de arrasar con civilizaciones enteras.

En conflictos como el de Colombia, unos cuantos «locos de poder» dejan caer bombas sobre sus propios compatriotas, bombas compradas con el dinero de los impuestos de quienes ven arder su tierra y sus casas. Lo diferente es que esta generación ha dicho basta, ha dado un golpe sobre la mesa y no permitirá más estos abusos.


La verdadera espiritualidad: Amor, empatía y esperanza

Anhelamos un cambio, una mejora, un nuevo paradigma que nos rescate de estos “locos ebrios de poder”. Nuestra lucha debe ser recordarles que este mundo es de todos y todas, y que no solo debemos proteger la naturaleza, sino también a nuestra propia raza.

No importa si crees en algo diferente a mí. Esa espiritualidad de la que hablan tantas religiones debería traducirse en amor, empatía y esperanza, no en guerras. Todos queremos un mundo mejor para los que vienen. Debemos darnos cuenta de que todos somos uno, que la vida es lo más especial del universo. El bien y el mal coexisten, pero nosotros elegimos de qué lado estar. Cuidemos la vida, amemos y seamos empáticos. Nada de eso es sinónimo de debilidad; al contrario, es lo que nos da más fortaleza.


El poder de la resistencia pacífica: “No les demos nuestro dinero”

¿Cómo combatir de forma pacífica a quienes pretenden acabar con la vida a cambio de su codicia? La respuesta es simple: no les demos nuestro dinero.

Sabemos que son las grandes corporaciones las que aumentan sus ganancias a costa de enfermarnos con productos ultraprocesados. Alimentos con saborizantes, endulzantes y colorantes que, en algunos casos, pueden generar enfermedades. Así, nos convertimos en pacientes de sistemas de salud que no quieren que nos curemos, sino seguir exprimiéndonos dinero hasta que no quede nada de nosotros.

La clave es el consumo consciente. No estamos obligados a darles nuestro dinero a cambio de basura. Debemos cambiar nuestros hábitos: comer saludable, hacer ejercicio al aire libre, desarrollar un arte y ayudar a los demás. Si todos siguiéramos estos sencillos pasos, estaríamos construyendo una nueva humanidad, una donde reine la paz, la esperanza y la empatía, y no la codicia.

Es una utopía, sí, pero mientras la soñemos, podemos hacerla realidad.

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