Francamente, es frustrante. Observo videos de política en redes sociales y siento que logran su objetivo: provocar en mí descontento, frustración o rabia. Rara vez me producen alegría o esperanza. Yo mismo confirmo que estas campañas en redes sociales cumplen con su cometido: generar una reacción visceral en la audiencia. Pero, ¿somos conscientes de cómo y por qué funciona esta manipulación?
La evolución de la comunicación es abrumadora. En la calle, en el transporte o en eventos públicos, estamos expuestos a miles de estímulos diseñados para provocar reacciones. Estas reacciones son premeditadas, diseñadas para generar un recuerdo y, a la larga, un hábito. Hoy, quiero analizar cómo esta estrategia nos afecta, incluso cuando no lo queremos.
La estrategia sucia de la política: No buscan tu voto, buscan tu reacción
En la política actual a nivel mundial, estas herramientas son utilizadas de forma estratégica para llevar un mensaje a la población. Pero no se limitan a eso. Ahora, las campañas investigan el mercado, planean qué sensación quieren producir y, con ello, generan una reacción en la audiencia. Ya no lo hacen por exponer sus propuestas o ideas, sino como una estrategia sucia, a menudo con engaños, mentiras e insultos.
Esto genera una reacción visceral en la audiencia. Somos animales reactivos, y no podemos controlar las emociones que surgen ante estos estímulos. Pero lo que sí podemos controlar es cómo reaccionamos a ellos.
La trampa de la dopamina: Una adicción más dañina que el cortisol
Algo que me ayuda mucho a no caer en esta trampa psicológica es detenerme y meditar sobre el sentimiento que me ha provocado ver un video de un político vociferando contra otro. Me doy cuenta de que ese video está diseñado para que sienta estrés, rabia o ansiedad. Analizo el tono de la voz, la música, los colores, los subtítulos… todo está diseñado para generarme una reacción.
Mi estrategia (y te la recomiendo como el arma más poderosa para combatirlo) es muy simple: deslizar. Simplemente pasar al siguiente video. Así, neutralizas el efecto, actualizas el algoritmo para que la plataforma no te muestre más de ese contenido, y sigues con el video de gatitos que te hace reír.
Pero, ¿es ese video de gatitos algo bueno? Según estudios de múltiples universidades, el cortisol (la hormona del estrés) puede generar enfermedades, pero su «contrario», la dopamina (la hormona del placer), puede ser aún más adictiva que algunas drogas fuertes. Esta dopamina nos induce a buscar más y más, haciéndonos caer en un ciclo de scrolling sin fin. El video del golazo, de la chica bailando o de los gatitos, puede ser más perjudicial que el video del político, ya que provoca efectos secundarios dañinos como la depresión posdopamina y la alteración de la realidad.
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El costo real: Nuestro tiempo y nuestras vidas
Al final, lo que más perdemos es algo más valioso que el oro: el tiempo. Desperdiciamos un hermoso día al aire libre, una conversación valiosa o una experiencia memorable, por estar frente a una pantalla reaccionando a estímulos que no nos aportan nada.
Es hora de ser conscientes de lo que consumimos. De entender que lo que sentimos en la pantalla no es real y que la única forma de recuperar nuestro recurso más preciado es tomar el control. desliza. La vida real está allá afuera, esperando.
